“Homerun” de los valores deportivos

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En un partido de softball entre las universidades Western Oregon y Central Washington, una chica, Sara Tucholsky consiguió un “homerun”. Golpeó la pelota tan fuerte que la sacó del campo. Era el primer “homerun” de su vida. Pero no sólo eso. Con ese “homerun” su equipo, Western Oregon, ganaba el partido y eliminaba a Central Washington. Era uno de esos momentos especiales que cualquiera habría soñado. Sólo quedaba disfrutar corriendo tranquilamente y pasando por las bases para consolidar los puntos y abrazarse a sus compañeras. Sin embargo, al tocar primera base, Tucholsky se rompió el ligamento de la rodilla y no pudo seguir corriendo. El árbitro dijo que no podía ser ayudada por sus compañeras de equipo o por sus entrenadores porque en tal caso hubiese tenido que eliminarla. Y que si se la hubiesen sustituido, no hubiese sido carrera sino que sólo primera base.

La magia ocurrió justo en aquel momento. Mallory Holtman y Liz Wallace, dos jugadoras del equipo contrario preguntaron al árbitro si esa regla se aplicaba también al equipo contrario. El árbitro contestó que no.  Así que las dos oponentes tomaron en brazos a Tucholsky y la llevaron a tocar las bases que le faltaban para completar la carrera , perdiendo así el partido a favor del equipo Tucholsky. Este gesto fue galardonado como el acto de “fairplay” de 2012 por la ESPN. Cuando la televisión fue a entrevistar al entrenador de Central Washington a su despacho, le preguntó cómo se sintió cuando sus jugadoras entregaban el partido al llevar en brazos a su oponente. El entrenador contestó: “La chica había hecho un “homerun”. Se merecía la carrera. Nosotros sólo hicimos lo correcto. Para esto sirve el deporte. No entendería no haberlo hecho”.

Sara Tucholsky recibe ayuda de sus rivales para conseguir su homerun. Foto vía www.principalspage.com

Sara Tucholsky recibe ayuda de sus rivales para conseguir su homerun. Foto vía www.principalspage.com

Al hablar de liderazgo, de alto rendimiento, de obtener resultados… todas las tendencias se han invertido. Antes se consideraba al líder como aquel que tiraba del carro en el que estaban subidos los demás. El líder era aquel que estaba al frente del ejército y que era el primero en salir con la espada a enfrentarse con el enemigo. El que tomaba decisiones unilateralmente jugándose su puesto. Pero eso ha cambiado. Es más, eso es contraproducente. Hoy en día, el líder no crea seguidores. Hoy en día el líder crea otros líderes.

El líder de hoy en día es el que es capaz de generar el entorno adecuado para que los demás se desarrollen, para que se genere la interacción, para que haya una inteligencia de grupo. El líder moderno hace que el equipo tenga sensación de unidad y de responsabilidad. El que hace que se tengan objetivos compartidos y que se disfrute en el proceso. Y todo este liderazgo se construye sobre una base: el compañerismo. El líder de hoy en día es el mejor compañero, el que quieres tener a tu lado en los momentos malos y en los buenos. El humilde y generoso. El que entiende que la suma de todos es mucho mayor que la suma de uno. Y el que lo pone en práctica.

El entrenador de Central Washington fue un líder. No sólo porque aceptó perder su partido ayudando al oponente. No sólo porque dio una lección de educación a todo el mundo. Sobre todo porque generó un ambiente en su equipo donde unas chicas, por iniciativa propia tomaron en brazos a su oponente para hacerle ganar el partido. Una gran demostración de lo que es el compañerismo. Esta es una historia de compañerismo llevada al extremo. Y en esta historia no podemos obviar el papel del padre del entrenador de Central Washington, quien hace muchos años le inculcó un sentido de deportividad y de compañerismo muy superior a la competición. Gracias a él, hoy podemos contar esta historia que puede inspirar a muchos padres.

A cualquier padre le gustaría que su hijo presenciara una situación como esta, sea como jugador, espectador…eso no importa. Un padre entiende que un mensaje así no se olvida. Un padre estaría orgulloso de que su hija fuera la que gana el partido. Pero un padre también estaría orgulloso de que su hija estuviera en el equipo que perdió el partido. Sin embargo, si hay unos padres especialmente orgullosos seguro son los de las dos chicas que cargaron a la lesionada para, literalmente, llevarla en brazos hacia su victoria,  que a la vez implicaba su propia derrota. Un padre pagaría por que el entrenador de sus hijos tuviera estos principios educativos como referencia.

El tenis es el deporte individual por excelencia donde un jugador puede desarrollar habilidades como el autocontrol, la disciplina, la responsabilidad y la tenacidad. El jugador tiene que avanzar, aguantar la presión y mantener una lucha constante con su mente. Sin embargo y paradójicamente, son muchas las ocasiones donde el compañerismo es la clave. Lo que marca la diferencia, tanto durante el juego y como fuera de él. El compañerismo en el tenis es, por ejemplo, prestar la raqueta a un jugador porque ha roto la suya. El compañerismo es saber ponerse en las “zapatillas del adversario” y ser lo más honesto posible durante el juego. El compañerismo es compartir, es ceder un rato la pista para calentar si otro jugador no tiene. Es generosidad. Es liderazgo. Y eso hace que en el tenis también haya momentos como el de las jugadoras del partido de softball.

No hay que olvidar la relación con el entrenador, los padres, personas que trabajan en el Club donde se entrena, otros jugadores… existe todo un entorno con el que hay que trabajar en equipo. Donde hay que entender que la suma de todos es mucho mayor que la fuerza que pueda tener uno mismo.

Esta historia hace entender para qué sirve el deporte. Sea individual o colectivo, la clave es no perder de vista lo importante : un compañero siempre está antes que una victoria. Este fue el primer y último “homerun” de Sara Tucholsky. Nunca volvió a jugar. Es difícil imaginar lo que debe haber impactado en su vida una experiencia así. A ella y a los que le rodean.

 

  
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Un comentario sobre ““Homerun” de los valores deportivos
  1. RAMON FUSTER GREGORI dice:

    Ostras, que anécdota mas increible. Realmente es algo digno de admirar y ojala se impusiese esa actitud tanto en la vida deportiva como en la vida diaria. Creo que este ejemplo debería de difundirse muy a menudo. Muchísimas gracias!!!

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